El Gobierno no tiene la intención de revisar la retirada de escoltas por el último comunicado de ETA. Eso sí, con mucha prudencia, precisan que «por ahora» es muy pronto para tomar una decisión al respecto. El Ejecutivo sostiene que no ha bajado la guardia en la lucha antiterrorista y que está muy encima de lo que hace ETA y de los movimientos de su entorno. El plan de reordenación de los servicios de protección ha afectado a políticos vascos y, también, a otros cargos públicos y a altos cargos. Por ejemplo, se ha retirado la casi totalidad de los escoltas que protegen a jueces y fiscales del Tribunal Constitucional (TC), Tribunal Supremo (TS), Audiencia Nacional y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
La información que manejan les lleva a pensar que, en estos momentos, la banda terrorista está intentando hacerse valer y llamar la atención, dentro del juego de tira y afloja en el que está inmersa. «Parece que quieren llamar la atención, pero saben que ni España ni Francia vamos a pasar por el aro. De ellos depende todo. No va a haber negociación ni contrapartidas. Lo hemos dicho y lo seguimos manteniendo», sostienen fuentes del Gobierno.
El problema de ETA, según el Ejecutivo, es que cada vez está más sola y, encima, está constatando el fracaso de su estrategia de internacionalizar el conflicto. En el Gobierno también valoran el hecho de que en el entorno batasuno sostengan que las «consecuencias negativas» de las que la banda habla en su comunicado no se deben entender como una amenaza o una «vuelta atrás».
Consecuencias «negativas»
La izquierda abertzale descarta el regreso a la actividad armada y en el Gobierno tienen una sensación muy parecida. Por motivos distintos, pero tampoco creen que en estos momentos la banda terrorista esté en condiciones de volver a atentar. La presión policial es máxima y las consecuencias de avanzar por ese camino «serían muy negativas para ellos», apuntan.
Rajoy ha dejado morir las vías de negociación, sin aspavientos, sin hacer apenas ruido. Y, además, mantiene una colaboración muy estrecha con París, dentro de una relación en la que en esta materia no hay ni una sola fisura. El Gobierno francés está a lo que diga el Gobierno español y cualquier intento por parte de la banda terrorista o de Batasuna de abrirse camino por ahí está condenado al fracaso.
De momento, en el horizonte no se prevén cambios a medio plazo. Las Fuerzas de Seguridad del Estado siguen activadas y Rajoy tampoco va a moverse ni un milímetro de su posición en materia penitenciaria. ETA dio el pasado martes un paso más hacia la ruptura del «proceso» y la vuelta de los atentados. A través de Naiz, la página web del diario Gara, hizo público un comunicado en el que anunciaba «consecuencias negativas» por la decisión del Gobierno del PP de negarse a negociar con la banda criminal las «consecuencias del conflicto».
Abandono de las armas
En el comunicado, la banda terrorista denunciaba que «el cierre del espacio de negociación atrasa y dificulta la resolución del conflicto», aunque se comprometió a seguir «trabajando por construir una resolución definitiva». Al mismo tiempo que anunciaban esas «consecuencias negativas», la banda terrorista intentaba realzar «la responsabilidad y el nivel de compromiso de todos sus miembros, decisiva para evitar accidentes y enfrentamientos ante la irresponsabilidad de los Estados»
Tras conocer el comunicado de ETA, Rajoy aseguró desde El Elíseo –donde mantenía un encuentro con François Hollande– que «las consecuencias positivas mejores para todos vendrán cuando ETA anuncie definitivamente su disolución».