Como sabemos la labor de los vigilantes de seguridad es crucial para mantener la seguridad y el orden en diferentes entornos, ya sean públicos o privados. Sin embargo, en la comunidad autónoma de Euskadi, se ha registrado un preocupante aumento en las agresiones hacia los profesionales. Estos actos violentos plantean serias preocupaciones sobre la seguridad y bienestar de los encargados de proteger a la sociedad.
Creciente tendencia de agresiones
Durante los últimos años, en Euskadi se ha experimentado un incremento alarmante en el número de agresiones contra vigilantes de seguridad. Estas agresiones pueden variar desde insultos y amenazas verbales hasta actos físicos de violencia extrema. Los lugares donde ocurren con mayor frecuencia son los centros comerciales, las redes de transporte público y los eventos públicos.
Razones detrás de las agresiones
Las razones detrás de estas agresiones pueden ser diversas pero nunca son justificadas. Algunas personas pueden sentir resentimiento o frustración hacia los vigilantes de seguridad debido a su percepción de una presencia opresiva o excesiva de autoridad. Además, existen factores externos como el consumo de alcohol o drogas, que pueden exacerbar los conflictos y generar situaciones de violencia.
Existen otros factores que que son fácilmente subsanables como comentamos anteriormente en este artículo.
Impacto en la seguridad y la sociedad
Estas agresiones no solo afectan directamente a los vigilantes de seguridad, sino que también tienen un impacto negativo en la seguridad de la sociedad en general. Cuando los profesionales encargados de mantener el orden y prevenir delitos somos atacados, se genera un clima de inseguridad y desconfianza en el entorno. Esto puede disuadir a otras personas de asumir puestos en el sector y dificultar el reclutamiento de nuevos profesionales de la seguridad.
Medidas tomadas y propuestas
Según dicen, ante esta creciente problemática, las administraciones y empresas de seguridad en Euskadi han implementado diversas medidas para abordar y prevenir las agresiones. Nosotros no lo vemos así.
Tanto los patronos y las diferentes administraciones, creen que con la mejora de la formación y capacitación en técnicas de gestión de conflictos y resolución pacífica de problemas es suficiente.
Creemos necesario que se de un cambio normativo, que proteja jurídicamente a los Agentes de Seguridad Privada en el ejercicio de sus funciones.
Es necesaria una correcta regulación legal, que se realice un cambio normativo, que proteja jurídicamente a los Agentes de Seguridad Privada en el ejercicio de sus funciones.
Además, se debe facilitar formación específica, adaptada con el lugar de prestación del servicio y su entorno como son los cursos de formación en procedimientos de intervención ante situaciones de riesgo.
Se está promoviendo una mayor colaboración entre los cuerpos de seguridad pública y los Vigilantes de Seguridad para garantizar una respuesta rápida y efectiva ante situaciones de riesgo. Aunque esto está aún muy verde, y no es por la predisposición nuestra, sino por la falta de conocimiento normativo por la parte pública.
Medios y dotación
Por otra parte, es completamente necesario que se dote de equipación y medios de protección actualizados, todo ello acorde a los riesgos genéricos y específicos a los que estamos expuestos cada día.
Nos encontramos que aún existen trabajadores a los que no se facilita ni chalecos ni guantes de protección al corte, equipos de comunicación e incluso un vestuario adaptado.
Educación y respeto
Es importante destacar que el respeto mutuo y la comunicación efectiva entre el personal de seguridad y el público también desempeña un papel crucial en la prevención de las agresiones. La sensibilización y la educación sobre el papel esencial que desempeñamos en la sociedad puede contribuir a cambiar la percepción y reducir las agresiones.
Conclusión
Las agresiones a los Vigilantes de Seguridad en Euskadi representa un problema creciente que requiere atención y acción.
Es fundamental que tanto las administraciones o autoridades como que la sociedad en su conjunto trabajen para garantizar un entorno seguro y respetuoso para aquellos que se dedican a proteger a los demás.
La implementación de medidas preventivas y el fomento del diálogo y la cooperación son elementos clave para abordar este desafío y construir una sociedad más segura.